Cuando hablamos de conversaciones de café, hablamos de esas conversaciones fatalistas en las que todo funciona mal
Cuando hablamos de conversaciones de café, hablamos de esas conversaciones fatalistas en las que todo funciona mal y hay poco o nada de optimismo. Y todos, de un modo u otro, nos hemos contagiado alguna vez.
Es uno de los mantras que repito cada vez que estoy en una organización: Las conversaciones de café matan las empresas. Puede que parezca una frase vacía y un poco eslogan, pero hemos podido descubrir empíricamente cómo impacta esto al día a día de una startup. Aunque suele sorprender cuando acabo la frase diciendo: Pero las de cervezas la pueden hacer triunfar.
Habitualmente, cuando se generan conversaciones en un momento de café se suele hablar de aquellas preocupaciones o sensaciones que llevas a flor de piel y, aunque pueden ser positivas, la realidad es que en procesos de cambio, estiramiento y crecimiento -casi siempre en una startup- hay momentos donde puedes tener sensaciones que no son positivas.
La realidad es que la grandísima parte de estas situaciones se solucionarían con conversaciones muy claras y honestas entre personas que asumen roles donde quizás disponen de más información y personas que asumen otro tipo de roles.
Sin embargo, cuando se habla esto en conversaciones de café, suele ocurrir que la persona o personas adecuadas para dar la solución a los problemas no se suelen encontrar entre los asistentes a la conversación; por contra, hay muchas otras personas que asumen y reciben estas vibraciones negativas que, os puedo asegurar, que se van contagiando entre unos y otros en forma de bola de nieve que cae por una ladera.
Al final del todo, existe la sensación de que ante una dificultad, la empresa nunca hizo nada.
Y cuidado, las personas no hacen esto intencionadamente, o porque sean mala gente, si no que simplemente ocurre; nos enfocamos en lo negativo, y esto nos invade. Cuando ocurre esto, indefectiblemente el management -por llamar de alguna manera a las personas que tienen el reto de generar insights en equipos- va quedando separado del resto del equipo; y es algo físico que se puede observar, no sólo metafórico.
Esta separación puede llegar a matar la compañía. Recordemos que hablamos de una empresa cuya razón de ser se sustenta básicamente sobre la alineación de personas en objetivos comunes, calidad en la ejecución con pocos recursos y la capacidad para renovarse e iterar.
Como decía, la realidad es que la grandísima parte de estas situaciones se solucionarían con conversaciones muy claras y honestas, pero para ello es necesario revisar y apostar por métodos de gestión totalmente diferentes a la aleatoriedad a la que nos tienen acostumbrados muchas empresas. Algo que suelo recalcar es que para fomentar esta alineación y crecimiento de equipos, el manager de una startup tiene que escuchar en una cantidad directamente proporcional a lo cambiante que es su empresa y su entorno.
Por otro lado, algo maravilloso ocurre cuando esos mismos equipos comienzan a verse fuera del trabajo, y empiezan a tomar cervezas… Hace tiempo varias personas de una startup súper exitosa española me contaban que beber cervezas era parte del onboarding, de la cultura y parte de la razón del éxito. Y cada día me lo creo más.
Hace poco, tuve la ocasión de vivir una situación relacionada con esto. El onboarding de una persona no estaba saliendo demasiado bien; la situación del producto había cambiado desde su contratación y no veía clara su contribución al proyecto.
Sin embargo, tras la última sesión al final del día, donde la cosa mejoró bastante gracias al optimismo y acompañamiento de muchas personas, el equipo decidió ir a tomarse unas cervezas. Y ahí surgió la magia; hablaron de presente y futuro, de la ilusión con la que todos enfocaban el proyecto, de cómo esa avalancha de energía impactaba en la vida de cada uno.
Otro equipo me contaba hace no mucho, apasionados, cómo habían instaurado una reunión de creación y brainstorming entre cervezas que tenía un impacto maravilloso en acciones de Marketing. Que no era algo aleatorio, aseguraban que era la reunión más importante tras la product meeting. Asistí a una de ellas y me encantó, -nunca he bebido tantos Cócteles como aquel día en Marlowe Bar-. Algunas de esas acciones han impactado en el negocio más que muchas reuniones eternas y aburridas.
Quizás, fomentar beber cervezas no sea la mejor manera de inspirar una actitud optimista en la empresa, seguro que no; de hecho hay muchísimas más opciones. Pero lo que podemos tener clarísimo es que el pesimismo no genera crecimiento y que si algo tienen en común los grandes equipos es que tienen conversaciones de alto nivel, honestas, optimistas y con pactos que generan crecimiento. Y esas conversaciones pueden ser con café, pero para nada son conversaciones de café.
Sólo con optimismo e ilusión se puede generar un crecimiento.
¿Creéis que esto ha acabado con la nueva situación de trabajo en remoto? Nada más lejos que eso, ahora más que nunca la cultura y el apoyo social jugará un papel clave, lo comentaremos pronto!